Un chal en telar es una obra cumbre para una tejedora como yo. Sobre todo, porque cuando lo tejí arreciaba el frío.
Ya sé que estamos en enero y el calor derrite hasta mis más gélidos recuerdos de invierno. Pero no lo suficiente como para olvidar esta labor, tejida en junio del año pasado.
Lo más notable es su estructura "echo", experimental para mí por ese entonces, y que siempre me ha fascinado por la forma en que se puede jugar con los colores de los hilos.
La llamada sarga "echo" o "echo twill", consiste en un tejido cuyo entrelazado nunca es paralelo, bien sea porque es ondulante, en diagonal o porque forma un imagen similar a un caleidoscopio.
En este caso el chal lo tejí con una sarga "echo" en diagonal.
Pero fui algo tímida con el color. Preferí tonos suaves y cálidos para la temporada. Mi objetivo era logra la estructura "echo" en un chal liviano, suave y combinable.
El hilo que usé fue una mezcla de alpaca, lana y acrílico, en colores mostaza, blanco y gris.
Se entiende mejor la estructura de la sarga "echo", al verla en su conjunto.
Es un dibujo que se va desplazando sin fin hacia algún lado del tejido. ¡Muy interesante!